Hoy hace un mes desde que escuchamos en nuestra ceremonia, esta antigua Leyenda, de la voz de Pablo, hoy la compartimos con vosotres, esperemos que os emocionéis como lo hemos hecho nosotres.
Cuenta una vieja leyenda sioux que una vez llegó hasta la
tienda del brujo más viejo de la tribu una pareja de enamorados de la mano:
Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta,
la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- "Nos amamos", empezó el joven.
- "Y nos vamos a casar", dijo ella.
- "Y nos queremos tanto que tenemos miedo."
- "Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán."
- "Algo que nos garantice que podremos estar siempre
juntos."
- "Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro
hasta encontrar a Manitú el día de la muerte."
- "Por favor", repitieron, "¿hay algo que
podamos hacer?"
El viejo los miró y le emocionó verles tan jóvenes, tan
enamorados...
- "Hay algo...", dijo el viejo después de una
larga pausa. "Pero no sé... es una tarea muy difícil y sacrificada."
- "No importa", dijeron los dos.
- "Lo que sea", ratificó Toro Bravo.
- "Bien", dijo el brujo. "Nube Alta, ¿ves el
monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola sin más armas que una
red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte.
Luego deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna
llena."
- "Y tú, Toro Bravo", prosiguió el brujo,
"deberás escalar la Montaña del Trueno y, cuando llegues a la cima,
encontrar la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una
red, atraparla sin herirla y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá
Nube Alta... ¿Comprendísteis?"
La pareja asintió y el anciano chamán hizo un gesto
indicando que no tenía más que decir. Los jóvenes se miraron con ternura y
después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella
hacia el norte, él hacia el sur. El día establecido, frente a la tienda del
brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las
aves solicitadas.
El viejo les pidió que, con mucho cuidado, las sacaran de
las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron, ante la aprobación del viejo,
los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos, sin duda lo mejor de su
estirpe.
- "¿Volaban alto?", preguntó el brujo.
- "Por supuesto, como lo pediste... ¿y ahora?",
preguntó el joven. Esperamos un sacrificio, ¿hemos de matarlos, qué hemos de
hacer?"
- "No", dijo el sabio anciano. "Haced lo que
os digo. Tomad las aves y atadlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero.
Cuando las hayáis anudado, soltadlas y que vuelen libres."
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y
soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo
consiguieron revolcarse en el suelo. Unos minutos después, frustradas, las aves
arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.
- "Este es el conjuro. Jamás olvidéis lo que habéis
visto. Sois como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo
hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o
temprano, empezarán a hacerse daño el uno al otro. Si queréis que vuestro amor
perdure volad juntos pero jamás atados".
Hola una pregunta , estoy operada con él pomeroy aun así podría hacer una inseminación artificial para quedar embarazada?
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