1. Levantarse, besuquear mi nena, desayunar, volver a abrazar a mi nena dos minutos y subir a trabajar (subir por que trabajo en la casa de arriba, vivo en el sótano).
2. Nada, pasear y pasear con los niños, ducharse, comer...
3. Dos horas aburridas en el coche en medio de Alcantarilla (es una ciudad).
4. Entramos en casa y.... Oh NOOOOOO han VUELTOOOO, las odio. Han llegado las cucarachas.
Estoy hecha puro nervio, y es que este verano en menos de dos horas llegamos a matar 17 cucarachas en nuestra minúscula casa de menos 30 m cuadrados. Y eso solo fue en dos horas, ¡imaginad a lo largo de todo el verano!
Una vez, estando ya en la cama, apunto de dormir, miré a mi nena para darle el ultimo beso de buenas noches y ¿qué fue lo que me encontré en la pared, encima de su cabeza? Oh si, una cucaracha, agarré del brazo y la saqué de allí elle medio dormida no sabía ni lo que estaba pasando. La cucaracha salió volando, no pudimos matarla y por tanto tampoco dormimos en toda la noche.
Hemos llegado a dormir varias noches en el coche. ¡¡¡¡QUE SUERTE TENER COCHE!!!!.
Resulta que mis jefes-caseros, dicen que eso de las cucarachas no es un problema, que es mas de limpieza y de obsesión nuestra, que si estuviese todo como los chorros del oro seguro que no se meterían. Pero es que la casa es pequeñísima, es un sótano. Las ventanas están al pie del suelo de su jardín, o sea en lo alto de nuestra pared, e intentamos no abrirlas... la limpio, al menos barro todos los días, ayer mismo pasé la aspiradora por todos los rincones, hecho spray anti-cucas, tengo trampas, un ultrasonidos y aun así entran. No se que vamos a hacer, pero mas vale que encontremos otro trabajo, porque este verano nosotras dormimos en el coche.
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